Se
levantó de la destartalada cama en medio de la noche. La inquietud de saber que
en ese lecho, olor a muerte, había algo paranormal, no la abandonaba. Se
encaminó al baño. Encendió la luz y sin poder evitarlo dirigió la mirada hacia
el espejo. No era su reflejo en el cristal.
Un rostro famélico, cúmulo de arrugas y ojos caídos la observaba. No podía
creer lo que veía. -¡Dios no soy yo…!-
dijo. You’re death… Oh, my God…!
(Texto seleccionado en el III
Concurso de microrrelatos de terror "Microterrores"- Diversidad
Literaria, Madrid/Año 2017)
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