jueves, 8 de octubre de 2015

NOCHE DE LLUVIA (Ainak Paredes)

Estoy como si estuviese en el cielo. Desde el balcón, miro hacia abajo y diviso el correr del agua en la canaleta de la calle. Cientos de agujeritos abrillantados en una sincronizada armonía, plasman destellos entre la luz y la oscuridad. La lluvia humedece mi rostro, mis manos… Un chorro de agua cae por inercia en la calle. La superficie húmeda, los techos húmedos… Mis oídos perciben el crepitar del agua sobre los techos. Un susurro de suave brisa se escucha entre los árboles, susurro que se rompe por el ruido de un avión en movimiento… Casas tristes, ventanas tristes; todo bajo una tenue luz que asemeja un pueblo fantasma… Once pasado meridiano… Ni un alma en el camino; lo único que puedo apreciar es el pasar de los carros en la autopista… En este momento, lo ideal sería un cigarrillo y un café para completar la atmósfera perfecta de soledad de un escribiente en la oscuridad… El chirrido de los grillos y el zumbido de los zancudos se hacen presentes (faltan las chicharras para finiquitar la orquesta, pero ellas no salen de noche…a esa hora están durmiendo)  Si yo invitase a los zancudos a acompañarme, ya hubiese formado la gran fiesta (aunque no hace falta invitarlos, ellos son los invitados inesperados…)


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