La
convocatoria surtió su efecto. Todos a la calle en demanda de un futuro mejor y
cese de la dictadura. El león ruge y la alimaña se arrincona ante el evidente
descontento del pueblo oprimido. A pesar de la represión, gases y plomazón, la
fe y la esperanza no mueren. Día productivo. Al atardecer, se respira aires de
libertad. ¡Vamos bien, señores; vamos muy
bien…!
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