Todos
los días, Alfonsina se levantaba con inmensas ganas de crear mundos nuevos en
su cuaderno de escritura, mundos que sólo ella guardaba en su cabeza. Cada mañana,
sus ideas fluían confrontándose unas con otras hasta enmarañarse como su
cabello. Hasta el momento en que su realidad, su día a día, se hacía presente y
sólo era una ama de casa con un trapeador y una escoba en sus manos.
(Texto seleccionado en el V
Concurso de microrrelatos sobre la mujer “Ellas""- Diversidad
Literaria, Madrid/Año 2020 )
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