Ella quedó tan extasiada con el placer provocado por su primer orgasmo que olvidó todos sus preceptos religiosos. Nunca había sentido algo como eso en su vida. El recorrido de sus manos y la introspección de sus dedos en lo más recóndito de su cuerpo, la elevó a otro plano. El temor de haber pecado la hacía temblar y pensar en el castigo de Dios. “Si esto es pecado mortal –dijo- yo ya estoy en el infierno”.
(Texto de mi autoría seleccionado en el IX Concurso de microrrelatos "Sensaciones y sentidos", Diversidad Literaria, Madrid/Año 2023)
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