El hombre, de torpe andar y obesa figura, avanzó entre la multitud. Entre insultos trataba de abrirse paso rumbo a la estación. Gruesas gotas recorrían su frente y una fuerte transpiración mojaba su ropa. Jadeando y con sus pulmones a punto de colapsar, llegó al final del camino, pero no logró abordar el pesado transporte. Enfadado culpó a su acompañante de su desgracia y con voz entrecortada dijo: - ¡Miserable torpeza…por qué no te quedaste en casa…!
(V Concurso de microrrelatos "Universo de libros", Diversidad Literaria, Madrid/Año 2023)
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