Todas las noches, Juan jugaba con su hermanito a las escondidas. No había lugar que no revisara para encontrarlo. En la sala había una pequeña escafandra a la cual siempre preguntaba: – ¿estás allí? – pero nunca obtenía una respuesta. Cierto día, tropezó con el extraño traje y la capucha cayó al suelo. Dentro del traje había un pequeño esqueleto mal oliente. Sin asombro y con una macabra sonrisa, solo pronunció con sarcasmo: ¡Hermanito, siempre supe que estabas allí...!
(Texto seleccionado en el XI Concurso de microrrelatos de terror "Microterrores", Diversidad Literaria, Madrid/Año 2024)
No hay comentarios:
Publicar un comentario