EXTRAÑA REACCIÓN
El niño se sentó en el portal de la casa vecina a hurgar su nariz para sacar los mocos secos que llamaban su atención. Un joven salió de la casa. Acercándose a él tocó su hombro y preguntó: - ¿Qué buscas pequeño? El niño, con extrañeza, alcanzó a decirle: - ¡Amarillos…! ¡Son amarillos los topochos…!