Esa noche, ese mágico encuentro los llevó hasta el fin del mundo. Sus cuerpos se estremecieron sin límite y sin medida, alcanzando el máximo grado de placer, un derroche de pasión incontenible. Lo más triste de este momento fue que los amantes debieron separarse justo antes de aparecer ese primer rayo de luz, que se coló a través de la ventana, marcando el final del encuentro. Ya no habrá para ellos más amaneceres claros. Todo acabó justo antes del amanecer
(Texto seleccionado en el VIII Concurso de microrrelatos "Escritores al alba", Diversidad Literaria, Madrid/Año 2024)
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