Hoy pude descubrir tu propio yo, descubrir tal como eres, tras esa personalidad inteligente, arrogante que te caracteriza; esa mirada penetrante, misteriosa, que me hace perder la confianza y desconocer cada movimiento de tu cuerpo, movimientos serpentinos, agresivos, que demarcan la prepotencia sobre mí; y tras ese verbo elocuente, persuasivo, tu boca escupe fuego como dragón y cada palabra que pronuncias me quema implacablemente, demostrando que los dragones no solo existen en los cuentos.
(Texto seleccionado en el III Concurso de microrrelatos sobre dragones
"Microdragones", Diversidad Literaria, Madrid/España, 2025)

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