lunes, 2 de noviembre de 2015

LLUVIA

La noche negra que llora las andanzas de un caminante;
un caminante invisible que no siente que se moja…
Recoge una flor. La deshoja…
Recoge aire. No respira…
Recoge agua. No la bebe…
La luna quiere salir de su oscura celda-noche.
Las nubes, pariendo lluvia, no dejan que ella se escape.
Una tras otra caen gruesas gotas de agua
que aterrizan en un gélido rostro que intenta lavar sus lágrimas…
¿Lágrimas? ¿Lluvia?
Igual da… Es agua…

Arrecia en furia el firmamento, arrecia el caudal de sus aguas,
al igual que el fuerte río que se desborda en el alma
cuando por una u otra causa sobrepasa sus orillas.
¿Qué inquietud tiene la luna?
¿Qué inquietud siente el alma?
Si la noche no se ocupa de encontrar una respuesta
y captar lo que realmente pasa.
Para ella da lo mismo  si está inquieta la luna,
si está inquieta el alma,
si de verdad es lluvia y  si de verdad es lágrima…
Si la noche negra llora,
¿Qué será lo que le pasa…?
¿Será lágrima?
¿Será lluvia?
Igual da… Es agua…



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