sábado, 27 de octubre de 2018

BIBI


- ¿Por qué no hablan?   Me pregunté.  
- A los animales sólo les falta eso: hablar - medité.
Si hubieses podido emitir un solo sonido vocálico-consonántico, yo habría sabido que te pasaba (- cosa de locos ¿no? -). Pero nada, no fue ni es así. Tus ojitos saltones mostraban el desespero por no poder pedir ayuda ni decir que te pasaba. 
-  ¡Y yo sin saber qué hacer...!  - sollocé. 
Se acabó. En un solo suspiro se acabó tu vida, Bibi…



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