Cada
día subía a su biblioteca a alimentar su ego de bibliófilo y lector
empedernido. Manoseaba obsesivamente sus libros jactándose de haberlos leído
todos. -¿Has leído todo eso? -preguntó su esposa. .Esa mañana, algo llamó su atención:
un texto viejo y oscuro No recordaba haberlo comprado. Después de mucho pensar,
pudo dilucidar que era el único libro que no había leído. Era la Santa Biblia.
Nada es perfecto.
(Texto seleccionado en el III Concurso de microrrelatos sobre el
libro "Universo de libros", Diversidad
Literaria, Madrid/Año 2020)
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