Todas las noches al acostarme, pienso en el momento en que nos separemos. Madre, me he acostumbrado tanto a tu presencia que no sabría qué hacer sin ti. Tenemos nuestras diferencias, sí, como todos; pero al final, somos las mejores amigas. Le temo al monstruo del olvido y a la muerte, no lo puedo evitar. Pido a Dios todos los días te conceda larga vida. Te amo madre, aunque nunca te lo diga.
(Texto de mi autoría seleccionado en el II Concurso de microrrelatos
"Madre no hay más que una" 2022, Diversidad Literaria, Madrid/Año
2022)
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