Todos los días, ella esperaba que Dios le hiciera el milagro de amor y así acabar con su inmensa tristeza. Los días pasaban y el tiempo se achicaba cada vez más. Soñaba que su amor la esperaba al final de la escalera, sellando con un beso el encuentro anhelado. Hoy, mientras dormía, sus ojos se cerraron para siempre y soñando pudo apreciar que su gran amor la esperaba al final de la escalera de caracol.
(Texto de mi autoría seleccionado en el VIII
Concurso de microrrelatos románticos "Porciones del alma", Diversidad
Literaria, Madrid/Año 2022)
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