Solo bastó un momento para que nuestros cuerpos se encontraran y con un solo soplo del viento de primavera y una caricia seductora y cautivadora, se avivara esa pequeña llama que se encontraba viva en el corazón, encendiendo la pasión que por mucho tiempo se hallaba suspendida y que de un momento a otro hizo combustión, despertando el deseo y aumentando el placer y la satisfacción que produce un momento de locura al inicio de la primavera que sin motivación la sangre altera y acelera el corazón.
(Texto seleccionado en el XI Concurso de microrrelatos "La primavera la sangre altera" Diversidad Literaria, Madrid/España, 2025)
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