Ella siempre estuvo tentada a emprender acciones que la llevarían a sobrepasar los límites de la realidad. No soportaba vivir entre gritos e insultos. Pensaba que el hecho de desconectarse y huir de sus traumas era su única salida. Pero no; no era así, estaba acostumbrada a esa vida. Ella lo amaba y soportaba su calvario. Al final, todo terminaba en un intercambio de caricias contaminadas entre sabanas revueltas, quejidos de dolor y lágrimas de arrepentimiento.
(Texto seleccionado en el IX
Concurso de microrrelatos sobre la mujer "Ellas", Diversidad
Literaria, Madrid/Año 2024)
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